ELEMENTOS DE TORTURA EN LA INQUISICIÓN
Pinzas, tenazas y cizallas: se utilizaban al “rojo vivo”, aunque también frías para
lacerar o arrancar cualquier miembro del cuerpo humano, y eran uno de los
elementos básicos entre las herramientas de todo verdugo.
Máscaras infamantes: Estos artilugios, se imponían a quienes habían
manifestado imprudentemente su descontento hacia el orden. A través de los
siglos, millones de mujeres, consideradas “conflictivas” por su cansancio de la
esclavitud doméstica y los continuos embarazos, fueron humilladas y
atormentadas; así el poder eclesiástico exponía el escarnio público a los
desobedientes y a los inconformistas. Muchas máscaras incorporaban piezas
bucales de hierro, algunas de éstas mutilaban permanentemente la lengua con
púas afiladas y hojas cortantes.

La dama de hierro: que consistía en un gran sarcófago con forma de
muñeca en cuyo interior, repleto de púas, se situaba a la víctima y se cerraba,
quedando todas las púas clavadas en su cuerpo.

Potro escalera: Se ataba al reo estirándolo, lo más posible
sobre una escalera, a continuación se le quemaba con una antorcha el costado y
las axilas, el inquisidor como siempre hacia las preguntas, el suplicio de el
preso podía durar días dependiendo de la duración del interrogatorio.
Generalmente se morían a causa de la infección de las quemaduras o bien del dolor
en los hombros o rodillas que al cabo de las horas se desmenuzaban.
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